Jesus Bandages

Me puse una curita en el corazón,
Pensando que curaría este maldeamor.
Pensé, tontamente, que la curita desaparecería los latidos innecesarios,
Las palpitaciones al escuchar tu nombre,
La piscina vacía en la que se hunde cuando escucho tus canciones,
Las sonrisas inefables que me contagia el pensar en tus susurros,
Las lagrimas secas que derramo cuando estas tan lejos.
La distancia es relativa, me contó mi corazón,
te siente tan lejos cuando apenas estas a unos pasos,
Cuando antes el sentía tu sentir sus latidos,
Y ahora solo este silencio alborotado los escucha.

Pensé que una curita curaría este maldeamor,
Pero solo lo apacigua por un rato,
Lo entumece, le hace creer que todo esta bien
cuando realmente mi corazón esta bien cuando le conviene.
Es decir:
cuando no te ve enterrando filos con tus miradas en otras maderas,
cuando no piensa en tus coloridas fachas,
cuando sabe que te alcanza en el mismo perímetro,
cuando no tiene idea de donde estas,
cuando le da gana de ser un anticuerpo y rechazar la curita.

Ahora pienso que mi invento de la curita era mala idea;
Su efecto era meramente superficial.
Su efecto no calaba hondo, como solían hacerlo tus palabras,
No me abatían tanto, como lo hacían tus besos…
Y para colmo, la peguita no se despega ni con tres restriegos de agua con jabón.

Por eso he recurrido a remedios más caseros;
Intente regalarle a mi corazón unas vacaciones,
Pero la economía esta mala.
Pensé borrarte de mi mente,
Pero eso tampoco funcionaba,
El corazón no entiende nada,
Detesta la lógica y abraza la emoción.
Ignoraba cualquier mandato impulsivo de mi razonamiento para desaparecerte
Y lo hacia añicos.


Luego de desistir, y reintentar,
Y llorar, reír, y dejar de llorar
Decidí ponerme otra curita en el corazón, para curar este maldeamor,
Y lo único que hizo fue tapar el sol con un dedo de la mano,
(Como dijo algún Africano)
Lo único que hizo fue traicionar el corazón y decirle que lo peor estaba en el pasado.